
Como siempre hemos dicho, dirigir o administrar una empresa no es una tarea nada fácil. Nunca lo es, pero ahora, con la pandemia de COVID-19 extendiéndose, se le ha agregado un plus de dificultad al asunto. Con la expansión de la enfermedad, junto a las medidas de cuarentena necesarias, pero limitantes, muchos empresarios la han pasado duro intentando volver a hallar el ritmo de su negocio.
Las pérdidas financieras que la pandemia ha provocado en muchas compañías son sustanciales, e incluso aquellas que no se vieron afectadas directamente enfrentan dificultades para adaptarse al nuevo escenario económico. Todo esto les plantea a las empresas retos económicos y de otros tipos, que deben apresurarse a resolver para no verse perjudicadas en exceso.
Aquí es donde entran en juego los llamados planes de contingencia y financiación. Básicamente, estos planes se enfocan en mitigar el daño financiero producido por situaciones como la pandemia. Además de que también buscan lograr que la empresa se adapte a estas situaciones y encuentre formas de lograr mayores ganancias, mediante la financiación.
Cada plan debe estar diseñado según la situación específica de la empresa que lo está elaborando. No obstante, incluso este paso es más sencillo decirlo que hacerlo. Basta decir que la mayoría de las empresas carecen de experiencia trabajando en medio de las pandemias o situaciones similares. Por lo que no son capaces de elaborar un plan que sea efectivo en esas situaciones.
Por esta razón, la consultora PwC presento un documento titulado “Restructuring & Debt Advisory”, en el cual se hacen recomendaciones de qué elementos debe tener un plan de contingencia y financiación efectivo y bien elaborado. Las distintas fases en la elaboración de un plan de contingencia y financiación están en este artículo. Así que si quieres saber cómo realizar uno de estos planes, te recomendamos que continúes leyendo este artículo.
¿Cómo elaborar un plan de contingencia y financiación?
Como ya hemos dicho antes, un plan contingencia y financiación solo funciona si está diseñado específicamente para la empresa que busque restaurar o mejorar su liquidez. Esto no quita que a la hora de diseñarlos todos los planes sigan lineamientos comunes. Los cuales trataremos más adelante, pero deben de ser construidos con base en las necesidades de la empresa.
Teniendo eso en cuenta, es vital que antes de sentarte a crear el plan, seas consciente del estado actual de tu empresa, además de su estado antes de la pandemia. Hay una pregunta importante que debes hacerte: ¿los problemas financieros son producto de la pandemia, o ya estaban ahí antes de que llegara esta?
La respuesta a esa pregunta, sea cual sea, será un indicador clave a la hora de diseñar el plan de contingencia.
Fases de un plan de contingencia y financiación
Los planes de contingencia y financiación atraviesan varias fases a medida que son elaborados. Cada una de estas fases trata distintos puntos, pero todas son importantes para armar el plan como un todo. Específicamente son tres fases; la primera se vendría encargando de hacer un análisis de como la pandemia afectó a la empresa. Para esto es necesaria la información «de antes y después de la pandemia» que se menciona más arriba.
La segunda fase se da inmediatamente tras la finalización de la primera. Esto se enfoca en revisar el cash flow de la empresa, y podría considerarse una extensión de la primera. La tercera fase, la última, consiste en llevar a cabo un análisis de escenario a medio y largo plazo. Todas estas fases son vitales a la hora de preparar un informe de contingencia y una solicitud de financiación.
Primera fase.
Denominada también «fase inmediata a la manifestación de la crisis», es el primer paso para elaborar un plan de contingencia y financiación. Lo principal en esta fase es llevar a cabo un análisis de la situación financiera actual, y del estado en el cual se encontraba antes de la pandemia.
Este análisis se centra en dos aspectos principales: el impacto operativo que tuvo la pandemia en la empresa, y el impacto financiero. En la parte del impacto operativo se investigan que problemas afectan la funcionalidad de la empresa, tales como la baja de la actividad comercial, la caída de la demanda, interrupciones en la cadena de suministros y cobros retrasados o no pagados.
En la parte del impacto financiero se tratan más que todos los problemas de liquidez que está atravesando la empresa y los problemas con la gestión de capital circulante.
Otras cosas que se tratan en este análisis inicial son: la razonabilidad que posee la empresa con base en su situación actual, comprobar que tan buena es la consistencia de su método de proyección, estructura y funcionamiento; la capacidad de actualización de la empresa, además de cuantificar la elaboración de escenarios, centrándose en la necesidad de liquidez a corto plazo.
Segunda Fase.
En esta segunda se analiza el flujo de ingresos (cash flow) de la compañía. Para ello, hay que revisar las hipótesis de cuenta de resultados, y definir los escenarios, tanto de inactividad como de recuperación. Se buscan también los detalles acerca de la fuente de financiación a la que se le pedirá la solicitud.
En este punto, muchos preparan la solicitud de financiación y el informe de contingencia. Este último debe incluir lo siguiente: las medidas que la empresa adopto para la contingencia (deben tener su respectiva justificación), análisis sobre las posibles opciones que tiene la empresa para financiaciones puente, y la presentación de las conclusiones que la empresa obtuvo de los análisis.
Tercera Fase.
Se analizan los escenarios posibles a medio y largo plazo. En este punto se hacen reflexiones estratégicas, se revisa o se prepara el plan de negocios, y se define la estructura de capital/refinanciación a tanto corto como a largo plazo.
La propuesta de refinanciación debe poseer el análisis de la situación actual, los productos debidamente dimensionados en el Plan de negocios ya definido, y se hace un análisis de los paquetes de garantía que puede ser entregados.